Ya lo advirtió Jaques Lacan el Psicoanalista más renombrado después de Freud, “el enamoramiento es en realidad, una enfermedad y de la cual todos queremos enfermarnos”.

Queda claro que la química cerebral no actúa independientemente de un contexto determinado, primero suceden procesos psicológicos y culturales y se construye un mapa mental. Es sobre ello que concurren complicadas combinaciones neuroquímicas llamados también el coctel de la atracción y el deseo, que hoy en día se comprenden mucho más que hace 10 años, pues el desarrollo de las neurociencias ha explosionado en interesantes novedades.

Es en el ambiente del laboratorio que se descubren cada vez más funciones de los neurotransmisores o sustancias químicas que conectan las funciones cerebrales y el sistema endócrino, el de las hormonas. Esta biologizacion del amor está muy bien sustentada y deja al viejo corazón con cada vez menos responsabilidades sobre este asunto, por no decir casi ninguna.

Así aparecen sustancias muy en boga, veamos. La responsable de la sensación de placer, felicidad y gratificación en el amor y conductas conexas es a saber la Dopamina, neurotransmisor que tiene la particularidad de actuar sobre el “sistema de recompensas del cerebro” ayudando al colofón del amante o enamorado.

La oxitocina o molécula del amor es producida por la glándula hipófisis, sus patrones sexuales la vinculan con el incremento de la sensación post orgásmica, el relajamiento y la propensión de alargar el encuentro amoroso. Aumenta la confianza en los demás y fomenta los vínculos afectivos, funciona como un pegamento social y es capaz de mejorar nuestras relaciones y nos induce a una mayor socialización.

La serotonina determinante en la química cerebral toma parte del proceso de enamoramiento cuando baja sus niveles. Es precisamente con la disminución de ésta que empiezan a manifestarse las ideas obsesivas en el sujeto enamorado, varios estudios han demostrado este aspecto, el amor radical tiene que ver con la baja de este mensajero químico.

Por último, el sistema endocrinológico también interviene, la adrenalina y noradrenalina hormonas que se activan con el sistema de alerta y estrés harán su parte para controlar el proceso amenazante del amor y adecuar niveles de tolerancia.

Ha decir verdad el amor para unos seguirá siendo poesía, para otros fisiología o antropología, quizá química pura o psicología. Lo queda claro es que la humanidad llego hasta aquí, gracias a su gratificante presencia.

José Luis Harb
Psicoterapeuta y Sexólogo
Conferencista Internacional y Coach

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